Festejar y Compartir

El evangelista Lucas es un hombre que conoce el corazón de sus personajes; muchas veces muestra ese conocimiento mediante el uso de un monólogo interno que se desarrollo en el interior de los actores como sucede en la parábola del hijo pródigo que se pone a pensar sobre su padre, su casa y los trabajadores de su padre, o el rico insensato que se pregunta qué hará cuando ha tenido una cosecha más allá de sus planes, o el administrador infiel que se plantea cómo subsistirá a partir del momento de quedar sin trabajo.

Las narraciones de Lucas no se limitan a mostrar unos hechos o unas palabras sino también a mostrar el perfil de sus personajes y la dignidad o indignidad que hay en ellos. Uno de estos personajes muy llamativos es el rico que diariamente se prepara banquetes, mientras que a su puerta yace un hombre con nombre, Lázaro, que no tiene nada qué comer y hasta se hartaría con las sobras que caían de la mesa de aquel rico. (Lc 16,19-20)

El autor no subraya la riqueza de uno o la pobreza del otro, sino las actitudes que el primero tiene para con el pobre. Nada impide a un hombre que posee bienes que los emplee como mejor le parezca, pero, lo que no le parece justo a Lucas es que el rico no tenga el tacto para socorrer a alguien que padece hambre, soledad, enfermedad y marginación.

Más llamativo es que, a pesar de que el pobre tiene nombre, ese hombre nunca habla, permanece en silencio, tanto en esta vida como en el seno de Abrahán; de hecho, quien habla en favor de Lázaro, no es él mismo sino Abrahán.

Los hombres y mujeres que sufren en este mundo pueden permanecer en silencio, callados, aislados, ocultos, pero a favor de ellos está Dios que espera que nosotros no seamos como el hombre rico para que no corramos su misma suerte: ser separados de Dios por habernos alejado del hermano que sufre.

¿QUÉ DEBO HACER?
Reconocer que Dios no tiene nada contra los bienes, la celebración o los banquetes, pero debes recordar que hay personas a quienes les falta lo fundamental para vivir dignamente y si les cierras tu corazón, garantizas que Dios te cierre el suyo. Dios quiere una vida digna para todos sus hijos y tú y yo podemos hacer realidad ese anhelo.

Una respuesta a «Festejar y Compartir»

  1. gracias me gusto mucho la reflexion, quizas seamos como el rico que vemos solo lo que nos interesa ver y no somos sensibles al que calla y necesita y que esta tan cerca de nosotros. Abre mis ojos Señor y dame de tu Amor para saber compartir

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